FILOSOFIA: NIETZSCHE


Conceptos filosóficos clave

Nietzsche escribió generalmente su filosofía en forma de aforismos y no siguiendo un método. Su actitud es, en su mayor parte, consistente, aunque su pensamiento se desarrolla constantemente en diferentes direcciones, a lo que se debe el que frecuentemente parezca contradecirse a sí mismo, o prestarse a interpretaciones en conflicto. La suya fue una filosofía de visiones penetrantes, no un sistema. Sin embargo, algunas palabras y conceptos vuelven una y otra vez en su obra y en ellos sí se pueden detectar los elementos de un sistema.

La voluntad de poder

Este es el concepto más importante de la filosofía de Nietzsche; lo desarrolló a partir de dos fuentes: Schopenhauer y los antiguos griegos. Schopenhauer había adoptado la idea oriental de que el universo es impulsado por una vasta voluntad ciega. Nietzsche reconoció la fuerza de esta idea y la trasladó a términos humanos, y, a la vez, como resultado de sus estudios sobre los antiguos griegos, dedujo que la fuerza impulsora de la civilización había sido la búsqueda del poder, más que la de lo útil o inmediatamente beneficioso.

Así pues, Nietzsche concluyó que a la humanidad la dirige una voluntad de poder y que el impulso básico de nuestros actos se remonta a esta única fuente. A veces se transforma su expresión primaria, pero está siempre allí. El cristianismo predica lo opuesto, con sus ideas de humildad, amor fraterno y compasión, pero, en realidad, esto no es más que una perversión sutil de la voluntad de poder. El cristianismo es una religión nacida dentro de la esclavitud en la era romana y nunca se ha desprendido de su mentalidad de esclavos; es la voluntad de poder de los esclavos en lugar de la más abierta voluntad de poder de los poderosos.

La voluntad de poder de Nietzsche demostró ser una herramienta muy útil a la hora de analizar las motivaciones humanas. Actos que antes habían parecido nobles o desinteresados y honorables, se revelaban ahora como decadentes o enfermizos.

Pero Nietzsche no supo responder a dos objeciones fundamentales. Si la voluntad de poder era la única vara de medir, ¿cómo, sino degenerados y pervertidos, habrían de parecer los actos que no seguían sus dictados inmediatos? Tomemos, por ejemplo, la vida de un santo o la de un filósofo ascético como Spinoza (a quien Nietzsche admiraba). Decir que el santo o el filósofo ascético estaban ejercitando la voluntad de poder sobre sí mismos hacía del concepto algo tan flexible que le quitaba todo significado. En segundo lugar, la noción de Nietzsche de la voluntad de poder es circular: si nuestros intentos de comprender el universo están inspirados por la voluntad de poder, con seguridad, el concepto de voluntad de poder está inspirado por el intento de Nietzsche de comprender el universo.

Pero la última palabra sobre este penetrante, pero peligroso, concepto, sería la del propio Nietzsche: «La forma de esta búsqueda de poder ha cambiado a través de los siglos, pero su origen es siempre el mismo volcán…Lo que una vez hicimos “por amor a Dios” lo hacemos ahora por amor al dinero… Esto es lo que, en el presente, proporciona la más alta sensación de poder»